Los personajes de María Luisa están henchidos de savia y palpitantes de vitalidad interior. Dan la sensación de ir derecho al fin y comienzan como la continuación de un fragmento. Lo que les imprime ese carácter agitado, urgente, ni que decirlo se necesita, es el amor. Una serie de corrientes cálidas se entrecruzan, sin que se acierte a discernir claramente entre ellas quién ama a quién y cuál es la dirección exacta de esas vehemencias. El suspenso nace así de la incertidumbre, como un resultado natural y, por lo demás, ¡tan humano, tan verídico!
..... Pero veamos siquiera una vez pasar a María Griselda en cuerpo mortal:
..... "Y así había sido, cómo de pronto, en medio del bosque, él se había quedado atrás, callado, inmóvil, atisbando casi dentro de su corazón el eco de unos pasos muy leves.
..... Desviándose luego del sendero, había entreabierto el follaje al azar y ...esbelta, melancólica y pueril, arrastrando la cola de su ropón de amazona... así la vio pasar.
..... "¡María Griselda!"