Para Augusto Pérez, el amor es como la niebla, lo perseguirá sin asirlo. Al final, el camino será inesperado para quien cree vivir, pero también para el lector.
En esta obra, Unamuno cuenta de manera extraña su historia, inventando su nuevo género narrativo, la «nivola», donde los personajes hablan en monólogos propios durante la narración.