Las fábulas de Esopo son muy provechosas si por el lector son entendidas. Usando de la prudencia o mejor, a manera de instinto natural de las abejas, las que no reparan en el color exterior de las flores, ya prefieren y buscan el dulzor de la miel y el provecho de la cera para composición y edificación de su casa, y aquello de lo que toman de la otra parte, es decir de la flor, permanece no corrompida.
Es así, que quien quiere leer este libro del color de la flor, esto es, de la fábula, no debe buscar más que la doctrina en ella contenida y adquirir y alcanzar las buenas costumbres y virtudes, y evitar y guardarse de los malos usos que afectan el alma y el cuerpo.
Porque los que esto no hacen, sino que solamente por fábulas leen este libro, por cierto, a estos, ninguna cosa de provecho recibirán más que el gallo de la piedra preciosa.