El señor Otis no cree en fantasmas. Es por eso que, cuando se muda a una casa supuestamente embrujada, no se preocupa en lo absoluto. ¿Tendrá razón el señor Otis y todo resultará ser una superstición? Los sucesos le proporcionan una respuesta definitiva.
El mensaje que Oscar Wilde intenta expresar por medio del libro es lo preocupantes que se tornan las estructuras del materialismo propias de los burgueses, representados aquí por la familia Otis, la cual nunca se sorprende por el comportamiento del fantasma. Éste, por su parte, encarna en cierta forma la figura del arte, pues necesita superarse constantemente y canalizarse de diferentes formas (en este caso, a través de la actuación o la pintura, en el caso puntual de la mancha de sangre en el piso).