Enmarcada en el contexto argentino del siglo XIX, la obra ilustra las famosas disputas entre federales y unitarios, junto con los altercados del pueblo con las instituciones eclesiásticas.
Es considerado el primer cuento argentino. Echeverría usa la escena del matadero en Buenos Aires para simbolizar el clima polarizado de la política del país entre 1829 y 1852. La dictadura de Rosas explotaba esta polarización para ejercer una hegemonía política, económica y social sobre la gente de Buenos Aires. Su régimen aterrorizó a gran parte de la población del país durante 23 años de tortura y asesinatos políticos. Echeverría creía que el gobierno rosista hacía mucho daño al progreso del país en que solía destruir nuevas ideas y teorías políticas nuevas, las cuales tenían el poder de adelantar el país en la forma de muchos jóvenes cultos que deseaban un nuevo camino político. Los jóvenes estaban completamente en contra de la hegemonía y violencia de Rosas y muchos de ellos apoyaban las ideales de la oposición: los unitarios. Los unitarios se habían basado en la política del romanticismo de mucha popularidad en Europa. (Wikipedia.org)